Cree de corazón y de palabra, cree con la cabeza y con las manos, no permitas que el dolor tenga la última palabra, arriesgarte a amar más y de más

… cree de corazón y de palabra, cree con la cabeza y con las manos, no permitas que el dolor tenga la última palabra, arriesgarte a amar más y de más… salta a la confianza en suave abandono, de por vida, y afronta cada jornada sabiendo que alguien, ¿Alguien?, te espera… avanza a través de la duda, atesora, sin mérito ni garantía, alguna certidumbre por frágil que te parezca… sonríe en la hora sombría con la risa más lúcida que imaginarte puedas… la gratuidad del amor habla a su modo, bendiciendo a todos, acariciando intocables y desclavando de las cruces a los bienaventurados… tu Dios -que es Padre- es el Dios de la cercanía, de los incluidos, de los encontrados, de los reconciliados, de los equivocados, de los avergonzados, de los heridos, de los sanados, ¡pues para Él nadie se pierde!… tu Dios es el Señor de los desahuciados, de los agobiados, de los visitados, de los intimidados, de los amenazados, de los desconsolados, de los recordados, ¡pues para Él nadie se olvida!… tan en todo, tan Uno, Único, ¡no te dividas!… la #rosasinporqué es una con la gratuidad, la mezquindad no la afea ni marchita ni divide… ¿dejas que la gratuidad te configure por dentro y por fuera?, ¿crees?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 17,20-26)…