… Corazón expuesto y apasionado, incansable Hoguera de caridad, inagotable Fuente de compasión y ternura, ¡en Vos confío!… hasta tu interior llego con toda mi vida, por tus sueños me adentro y busco tu Pecho, como Juan en aquella Cena, donde reclinarme y saberme amado… ¡dame, Señor, tu mismo divino Corazón!… no quiero un corazón como un desván de recuerdos donde enmohezcan mis modelos desfasados, no quiero un corazón como un archivo metálico de nombres y de fechas para zanjar con eficiencia, no quiero un corazón como una tumba con flores de éxitos brillantes ya bien enterrados, no quiero un corazón como un panel de museo para quedar extasiado en mi creación de ayer… ¡dame tu mismo divino Corazón para amarte y amar a mis hermanos!… ¿cuándo será mi corazón un latido abierto al siguiente latido, cuándo un silencio que ausculte el embrión del mañana, cuándo un sensor del absoluto entre luces fugaces, cuándo un fuego donde nazca todavía crujiente la palabra, cuándo un regazo infinito donde se nutra el futuro incipiente?… revolucióname, Señor, con tu ternura, revolucióname, Señor, con tu amor… ¡arráncame el corazón de piedra y dame un corazón manso y humilde como el Tuyo!… la #rosasinporqué tiene su corazón abierto y expuesto, la gratuidad la hace mansa y humilde para amar… ¿amas con el corazón abierto y expuesto?, ¿eres manso y humilde para amar?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 11,25-30)…