¡Confidente y participante en la Obra de Dios!

… “caminante peregrino”, tu Señor te da a conocer, quizá a «ver» en profundidad, tantas situaciones humanas, propias y extrañas… y tu consiguiente «impotencia», evidente e insuperable, para que conociéndolas así, como Él quiere, y aún sufriendo por ellas, ¡seas fecundo en la Historia de Su redención!…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, este, quizá, sea el sentido de «ver» lo que tantos otros no ven… ni pueden ver… por eso, antes que condenar o censurar, es preciso ofrecer y orar… en efecto: tu Señor te encomienda por Su gracia, lo que hoy, en gran parte ignoras… el orante es así confidente y participante en la Obra de Dios…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, te conviertes en ofrenda de intercesión por tus hermanos… preséntate, no dejes nunca de hacerlo, ante tu Señor con fe sincera y esperanza cierta… si perseveras, un día podrás orar como Simeón, un día tus ojos “verán la salvación”… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 2,22-35: “… llevaron al Niño para presentarlo…”)…