Con armonías inimaginables la voz de la gratuidad resuena

… con armonías inimaginables la voz de la gratuidad resuena en modo único en tu corazón… ¿por qué en la madrugada?, ¿o en la noche?… quieres ascender en el secreto del don gratuito… inmensa delicadeza, dulzura infinita… no lo puedes decir, pero si cantar… escóndete en el perfume de aquellas flores al borde de la pradera, donde se anuncia el jardín interior… jardín que es templo, jardín de oración, el jardín que eres tú… es posible que te aventures a ver «más allá»… no es una afirmación atrevida, es simplemente una alusión a adoptar un símbolo luminoso, una feliz «metáfora», para descubrir mejor tu verdadera morada… jardín o desierto, celda monástica o taller de trabajo, cima o valle, paisaje o ciudad… hermoso y silencioso “lugar”, abierto a la creación y a los hermanos… pero también hallas otros parajes: el circo y las fieras, el lugar de un testimonio inimaginado, lugar de «martirio», por tanto, lugar más escondido y pleno de sentido, porque da la dimensión y descubre la profundidad de situaciones y acontecimientos… sigue de camino sobrepasando el velo que cubre las cosas, para verlas de nuevo, con su rostro escondido y de gratuidad… la #rosasinporqué descubre su jardín de oración y trabajo allí donde están sus raíces, desde allí con la gratuidad canta y festeja la vida… ¿cuidas tu jardín interior?, ¿necesitas de un reclinatorio para orar?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 22,13-22)…