¡Cómo cuesta reconocer el valor de las cosas y de las personas!

… ¡cómo cuesta reconocer el valor de las cosas y de las personas!… las apariencias “no son” y engañan… si algo “te” parece, apártate de lo que simplemente «parece»… ¡que no te engañe la manifestación sombría de lo que no es!… busca la hondura, no lo superficial, no la cáscara, no el maquillaje… para ahondar en el conocimiento de las cosas y de las personas, y valorarlas sabiamente, necesitas un corazón agradecido libre de prejuicios… entonces, no vivas a las corridas, libérate de las prisas… detente a contemplar, ¡que no es perder el tiempo!, unos ojos, un rostro, una flor, un amanecer, el vuelo de un pájaro… no te importe la «derrota», no te juzgues vencido, que no es necesario, ni mucho menos, que alcances determinadas “medidas”… porque no hay «medidas» en la gratuidad… ¿no te dieron el «premio» que suponías y, tal vez, merecías?… es cosa normal y habitual… deja que el arroyo lleve esas hojas que pasan y se van… simplemente deja, suelta, no aferres, no acapares y reposa en la hondura que no se sospecha… la #rosasinporqué disfruta de contemplar desde la gratuidad las cosas y las personas, y así las volara sabiamente… ¿vives a las corridas sin contemplar a las personas ni a las cosas?, ¿te dejas llevar por las apariencias opinando y publicando de lo que “te” parece?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 1,29-34)…