Cerrar los ojos

… “cerrar los ojos”, y ver tu rostro sereno y único entre muchos, y descubrir el tono de tu voz entre millones de voces, y volver a sentir tus manos peinándome los cabellos revueltos o acariciando mi frente afiebrada, y escuchar tus pasos silenciosos yendo de un lado para otro de la casa… “cerrar los ojos”, y verte junto a papá y a tus hijos, con todos y con cada uno, haciendo que ninguno se sintiera menos, logrando que cada uno fuera único… “cerrar los ojos”, y no saber qué sonrisa elegir entre las miles que dispensaste, y no saber qué lágrima respetar más del altar de dolor de tu vida ofrecida y callada… es necesario “cerrar los ojos” para descubrir, en un instante, la totalidad de tu vida para los tuyos… eres papá, eres tus hijos, eres yo, eres ¡mamá!… tu nombre propio queda para los demás, para nosotros seguís y seguirás siendo “¡mamá!”… abrir los ojos, y contemplar lo que han hecho los años en tu rostro ya arrugado, en tus ojos ya cansados pero atentos, en tus labios un poco caídos aun sonriendo, en tus manos gastadas todavía abiertas, en tu cuerpo encorvado siempre dispuesto, te has vuelto más hermosa, ¡mamá!, te has vuelto más necesaria que nunca, ¡mamá!… la #rosasinporqué da a las madres las gracias por tanta gratuidad… (hoy, no hay preguntas… ¿para qué?…)… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 22,15-21)…