Aunque puedas ponerle nombre a las cosas

… aunque puedas ponerle nombre a las cosas y saberte señor de las mismas, aunque puedas llegar a escalar todas las montañas y hasta tocar la luna con tus manos… tu corazón seguirá insatisfecho y vacío porque solo disfrutas de la vida, y la valoras plenamente, compartiéndola con otro semejante y distinto… “¡no es bueno que el hombre esté solo!”, es la primera frase del Corazón de Dios en la Biblia… el corazón hecho para amar, no soporta la distancia del amado, de la amada… por eso la distancia impuesta por el no-perdón termina enfermando de muerte al corazón… por eso el perdón de corazón devuelve la vida al dañado y al dañino, al agredido y al agresor, a la víctima y al victimario… ¿cuántas veces has de perdonar?… te equivocas, porque el perdón, como el amor, no se cuantifica ni calcula… ¡triste aquel que contabiliza el amor y el perdón!… en estos tiempos de restricción responsable de encuentros, para evitar la circulación y el contagio del coronavirus, debes ahondar y multiplicar los saludos porque en los corazones la esperanza parece desesperar… ¡no te prives ni prives a otros de los saludos!… pero evita los contactos personales, también puedes abrazar con las miradas, acariciar con las palabras, y besar con los gestos… ¡puedas dar vida perdonando!… la #rosasinporqué pide perdón por las heridas que sus espinas puedan causar, y perdona de corazón a quien la corta de su tallo para adornar desde un jarrón… ¿sabes perdonar?, ¿probaste perdonar?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 18, 21-35)…