Aprendí que para construir la paz

… aprendí que para construir la paz no debo ser pacifista, sino apasionado abanderado de la verdad y de la justicia… una paz insípida y descolorida es fuente de conflictos porque antepone la comodidad desde la indiferencia, la tranquilidad desde egoísmo y la serenidad desde la apatía… la paz sin tormenta, la pasión sin Pasión, la encarnación sin carne, el amor sin historia, la risa sin corazón, ¡mentiras!… el desprecio en Tu nombre, Señor, la virtud arrojadiza, la justicia inhumana, la palabra sin misericordia, la promesa sin obligaciones, la renuncia sin nostalgia, ¡mentiras!… el amor sin zozobra, la pregunta sin riesgo, la fe sin duda, la seguridad sin resquicios, lo que “siempre ha sido así”, ¡más mentiras!… pero, mi Maestro y mi Amigo, tu paz desafía mi paz y me provoca, tu verdad ilumina mis sombras, desmontas así los engaños y despiertas el mañana… no quiero una paz de cementerio que sea para descansar, ni una paz narcisista que escapa a los problemas… ¡quiero tu paz que pone orden a las cosas y en orden mis cosas!… pacifícame con tu Fuego, incéndiame con tu Paz… la #rosasinporqué vive pacificada por la gratuidad e incendiada por la paz… ¿qué clase de paz anhelas y construyes con tus decisiones?, ¿pones orden a tu vida para encontrar la paz verdadera?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 14,27-31ª)…