Aprender a “desvivirse” es el comienzo de un camino… ya sabes que el andar agradecido es de un valor inmenso

… aprender a “desvivirse” es el comienzo de un camino… ya sabes que el andar agradecido es de un valor inmenso… harás, a cada paso, descubrimientos singulares a raíz de la transparencia de las cosas… cada período, cada jornada, cada ocasión, cada vuelta, ¡es de inimaginable fecundidad!… es que surge de los acontecimientos una constatación peculiar, es un deseo apasionado de “más”, de siempre “más”… es el deseo de tu corazón que sobrepasa las ocasiones, las figuras, las imágenes, los tiempos y los lugares que se te ofrecen en este mundo para satisfacerte… y no se trata de que aguardes a mañana para empezar… ni que sacudas los aires con indignación por tu indigencia… no hay caminos, ni instituciones, que lleguen a responder en plenitud… cualquier limitación te abrirá otras puertas en zonas más profundas e inesperadas… comienza, pues, a desvivirte, abandona ese “ego” artificial y el mundo que lo sustenta… deja tu ego, no para quedar vacío y hueco sino para llenarte de gratuidad… sólo vives si te desvives… la #rosasinporqué conoce la fecundidad de desvivirse, por eso cada mañana ofrece gratuitamente toda su hermosura a quien la contempla… ¿vives desviviéndote o vives a medias?, ¿sabías que para amar fecundamente es necesario desvivirse?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 12,24-26)…