… anunciaré tu Nombre, Señor, aunque quieran hacerme callar, aunque asome la insidia del Herodes de afuera y de adentro, aunque quieran cortarme la cabeza… la verdad no se calla, la verdad no necesita defensores sino testigos… no hay que pensar el aire para que se filtre al último rincón de los pulmones, ni hay que imaginar la aurora para que decore el nuevo día jugando con los colores y las sombras… no hay que dar órdenes al corazón tan fiel, ni a las células sin nombre para que luchen por la vida hasta el último aliento… no hay que amenazar a los pájaros para que canten ni vigilar a los trigales para que crezcan, ni espiar la semilla para que se transforme en el secreto de la tierra… no hay que exigirle al enamorado que esté en la puerta, ni que viva atento con sencillas delicadezas… en dosis exacta de luz y de color, de canto y de silencio, me llega la vida sin notarlo, don incesantemente tuyo, Trabajador sin sábado, Dios discreto y verdadero… para que tu infinitud no me espante y me seduzca a cada rato, te regalas en el don en que te escondes… la verdad no se calla, la verdad no necesita defensores sino testigos fieles y contempladores agradecidos… la #rosasinporqué no necesita armarse con la espada para defender la verdad de la gratuidad, le basta testimoniarla con su belleza cada mañana… ¿necesitas muchas palabras y razones para defender la verdad de las cosas?, ¿sabías que cuando hay muchos argumentos es porque no alcanza ninguno?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 14,1-12)…