“Ángel de la guarda, dulce compañía”

… “ángel de la guarda, dulce compañía”… ¿qué guardas que vale tanto?, ¿es dulce tu compañía en tantas vidas devastadas?… no puedo guardar mi vida encerrándome, distanciándome, aislándome… no se guarda la vida en una caja de seguridad, ni en una cuenta secreta de un paraíso fiscal, ni entre paredes vigiladas por cámaras y espejos, ni en el frágil papel de las crónicas de moda, ni en la aprobación social que pronto se evapora… solamente puedo “guardar” mi vida en el corazón de los otros, en el cuenco de los ojos que tantean las aceras, en la inhóspita exclusión de los niños abandonados que extienden sus bracitos reclamando presencia, en la soledad prolongada por la pandemia, en el tedio de los jóvenes que ya no sueñan, en las tensiones de la familia que desespera, en la mujer y el hombre que buscan y no encuentran… porque ahí, en tantas vidas heridas y magulladas, al entregar mi vida donde se pierde, la estoy guardando en Ti, mi Dios muy pobre y cercano… mándame, entonces, Señor, a mi “ángel de la guarda” para que mi pié no tropiece en la entrega… la #rosasinporqué es custodiada por la compañía de la gratuidad y, así, no desespera… ¿cómo “guardas” tu vida tan valiosa?, ¿experimentas la dulce compañía de Dios en tus días?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 18,1-5.10)…