Amigo, amiga, de la rosa eres un testigo de la ternura

… amigo, amiga, de la rosa eres un testigo de la ternura… el camino, tu senda, es escuela y oportunidad de bienes mayores que no sospechas… la «prueba» no te puede engañar, Dios nunca abandona a sus hijos… ahora mismo descubres esa ternura divina que siempre te acompaña… porque la ternura, que desciende desde lo alto a tu corazón, puede experimentarse a cada paso si, desde luego, te dispones a recibirla… no es ilusión ni invención tuya: es obra y presencia de Dios, inmediatamente, en modo inefable e insospechable… escucha atentamente aquél «no temas» de los anuncios angélicos… el Señor vuelve a pronunciarlo en ti, íntimamente… desciende a lo hondo de tu corazón, es el camino de la ternura… todo es ahora, el Señor no te llama «para mañana», te llama para hoy: ¡ya!… así es, la ternura de Dios no conoce interrupciones… a cada instante, esta es la ocasión propicia… y si percibes silencio y vacío, si parece que te envuelve la soledad, no dudes en absoluto: abandono y confianza… el silencio te enseña a pasar más allá o a descubrir esa intimidad siempre nueva, que es la del «fondo del alma», «lugar» de sólo Dios… el Padre no deja de llamarte, y te llama viniendo… no se trata de una «voz» lejana, allá, como un eco en las montañas, es Él mismo aquí y ahora… la “rosa sin porqué” se deja abrazar por la ternura y nada teme… ¿qué lugar tiene la ternura en tu vida?, ¿te atormentan las tormentas o confías en Quien te ama, cobija y cuida?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 13,31-35)…