Al verte el otro día, María

… al verte el otro día, María, tan hacendosa en la casa, tan atenta en los detalles, tan alegre con tan pocas cosas, tan disponible en la espera, tan incondicional ante la inesperada propuesta, tan enamorada de tu prometido José, tan delicada con la rosa blanca que él sin saber por qué te diera… al verte el otro día, María, me di cuenta que todo se resumía en “saber estar”… “saber estar” en cada momento viviendo siempre el “heme aquí” para que se “haga Su voluntad”… María, no buscaste hacer la Voluntad de Dios, sino que dejaste que ésta se hiciera plenamente en Ti… María, ayúdame, a que la Voluntad del Padre se “haga” en mí para “saber estar” anclado en el “ahora” del momento presente… en mis limitaciones y en las ajenas, en mi vulnerabilidad y en la de mis hermanos, ¡hágase estar!… en los estados físicos, cansancios, enfermedades, ¡hágase estar!… en los estados de ánimo y en lo inesperado, ¡hágase estar!… en mí, ¡hágase estar!, María, como en tu disponibilidad para prontamente ponerte en camino a servir la vida en tu prima Isabel… ¡hágase estar tu visita y tu saludo!… ¡hágase estar tu canto de alegría y alabanza!… María, ¿cuál es tu secreto para el ¡hágase estar!?… hijito mío, simplemente vivir el “¡heme aquí!, y, entonces, ¡hágase estar!”… la #rosasinporqué deja que se “haga” la gratuidad en su vida y en todo “sabe estar” agradecida y en paz… ¿dejas que se haga la Voluntad de Dios en tu vida o intentas hacerla tú con tus esfuerzos y sacrificios?, ¿”sabes estar” a partir del “heme aquí”?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 1,39-45)…