Afligido, ¿qué puedo hacer?

… “afligido, ¿qué puedo hacer?, ¿a quién puedo ayudar?”… “angustiado, ¿a quién le sirve?, ¿a quién puedo consolar?”… sin embargo, ambas condiciones, aflicción y angustia, de quienes viven sin anestesia las cosas y se involucran sin vueltas con las personas y las situaciones, son necesarias para poder ayudar adelgazados del “yo” y para poder consolar sin ostentación ni devoluciones… amiga, amigo, se estrecha tanto tu existencia cuando es estrujada en un puño de intereses ajenos, que se desliza con suavidad por el “ojo estrecho de la aguja” hasta el encuentro con el Señor… eres tan despojado del esplendor pegado a tus costados como tesoro embustero, que atraviesas ágil el “callejón estrecho” que te conduce al mañana nuevo del Reino… eres humillado por la ingratitud y la desconsideración, y por tu propio límite, que, “afligido y angustiado”, entras convertido en “hermano” por “la puerta pequeña”, el Costado abierto, del nosotros verdadero… no te aflija la aflicción, no te angustie la angustia, ellas terminan siendo tus aliadas cuando dejas de pensar en ti y vives con pasión para los demás… la #rosasinporqué no se preocupa de la propia aflicción ni de la propia angustia, con la gratuidad las convierte en aliadas para servir a los demás… ¿conviertes tus aflicciones y angustias en aliadas?, ¿a dónde vas cuando estás afligido y angustiado?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 11,28-30)…