Abre los ojos interiores y encamina tu caminar

… abre los ojos interiores y encamina tu caminar… mira más allá, más «adentro» es lo mismo que «más allá» o «más aquí»… se trata de superar una cierta frontera o de derribar esas falsas y pesadas murallas que te encierran… para eso es necesario que abras los ojos interiores… ¿no ves nada?, ¿te topas con sombras terribles o que carecen de sentido?… trata de vencer ese «parecer» que no te permite seguir: te encuentras en la llanura, en las montañas, en el mar, hay ruidos y sonidos molestos por todos lados… pero tú sabes y te dices, con firmeza: «yo no soy eso, en realidad no estoy allí ni aquí”… ¿te sientes solo?… pues ¡aprende a caminar sin «eso» que te consuela!… ¿qué cosa?, ¿hacia el norte, hacia el sud, hacia el este, hacia el oeste?… tu horizonte está siempre más allá porque está siempre más aquí… no caigas en ciénaga alguna, no te quedes atado a las «estructuras» que mueren… ¡goza vivir caminando encaminado siempre “más allá”!… ni lejos, ni cerca, ni arriba, ni abajo, ni por costado o sendero alguno… ¿has avanzado, alguna vez, sin lugar, ni espacio?… atrévete a la aventura y deja de una buena vez lo dejado… y camina más allá, sin caminar… niega lo que afirmas, niega lo que niegas, deja lo que dejas, deja lo que no dejas… abandona el abandono y despréndete de todo cuidado, “entre azucenas olvidado”… la “rosa sin porqué” camina encaminada por la gratuidad, aunque sus raíces no se muevan… ¿está tu vida encaminada o sólo caminas por la vida?, ¿hacia dónde te encaminas?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 8,1-3)…