Abandona tu «ego», ¡que no eres tú!

… abandona tu «ego», ¡que no eres tú!… deja tu «yo diminuto» y abre tu corazón profundo… ¡cuánta soberbia, «apegos» y cosas!… suelta, abre la mano y el corazón… deja que la gratuidad te tome consigo y te haga descender a las alturas de la humildad… ¿temes «caer» no sé dónde?… pero no caes, no hay caída, porque si “sueltas”, abandonándote, caes en Dios… ¡Él es todo!… deja «pensamientos» y «maneras», que disfraces acaban siendo, luego de tantas justificaciones y reparos… hermosa es la caligrafía, pero terrible cuando dependes de ella… busca la sencillez que te eleva por encima de todo, valora ese instante… tal vez lo mejor no se repita, porque tiene su eco y su maravillosa transfiguración en la resurrección y en la eternidad… el sabor del instante que no se repite tiene su gusto en la eternidad… la #rosasinporqué disfruta siempre agradecida cada instante, y así no deja lugar a la tristeza ni a la queja… ¿desciendes a las alturas de la humildad o no soportas ninguna humillación?, ¿vives agradecido el sacramento del momento presente?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 9,28b-36)…