¡A vino nuevo, odres nuevos!

… ¡a vino nuevo, odres nuevos!… la novedad de tu Buena Noticia, Señor, necesita que mi corazón sea nuevo… no puedo vivir tu revolucionara propuesta con actitudes y latidos antiguos en mi corazón endurecido… ¡no puedo tener a Dios como Padre y no ver en los otros a mis hermanos!, ¡no puedo llamarte mi Maestro y Amigo y no adorarte en la Eucaristía!, ¡no puedo invocar al Espíritu y no arder en oración y servicio!… busco tu novedad entre las expectativas de mis amigos que, sin haberte escuchado, han trazado mis rutas y me atan a ellas con cariño… busco tu novedad entre la hondura ambigua que me ofusca el corazón y se reviste de luces para adueñarse con astucia de mis sueños y tareas… busco tu novedad entre ofertas de estrellas con brillo de paraíso al alcance de la mano, mientras madura tu don en la sombra lenta… ¡busco tu novedad!… mis viejos odres no resisten tu nuevo Vino, ¡no remiendes con tela nueva mi libertad gastada!… ¡haz, Señor, nuevo mi corazón entero para que pueda acogerla con alegría no fingida!… la #rosasinporqué tiene el corazón nuevo de la gratuidad, por eso todo lo vive en acción de gracias y alegría… ¿has dejado que tu corazón sea nuevo?, ¿permanecen en ti gestos endurecidos, palabras hueras, actitudes rancias, miradas viejas?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 5,33-39)…