A veces tienes que esperar y mucho, porque las palabras tardan y todo calla

… a veces tienes que esperar y mucho, porque las palabras tardan y todo calla… a veces tienes que callar, porque las lágrimas hablan y no hay más que decir… a veces tienes que buscar, justo en medio de la niebla, donde parece más ausente la luz y la vida… ¡y un día decides subir a una Barca, confiarle a Otro el timón!… entonces navegas por la vida y escuchas sonidos diversos: el ruido del trueno que te anuncia la tormenta, los cantos de sirena que te prometen paraísos imposibles, el bramido de un mar poderoso que te recuerda tu fragilidad, las conversaciones al atardecer con distintos compañeros de viaje, los nombres de lugares que aún no has visitado y los de aquellos sitios a los que no volverás… a veces te sientes tentado de abandonar la Barca, de cambiar de ruta, de refugiarte en la seguridad de la tierra firme… pero, “… Señor, ¿a quién iré si solo Tú puedes ayudarme a poner proa hacia la tierra del amor y la gratuidad?…”… la #rosasinporqué le confía el timón de su vida a la gratuidad, por eso vive libre de temores y dudas… ¿le confías tu vida plenamente al Señor o pones peros y das vueltas evidenciando falta de fe?, ¿cómo alimentas y fortaleces tu confianza en Dios y en los demás?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 6,60-69)…