El pan de los hombres, que pones en tu mesa para compartir

… el pan de los hombres, que pones en tu mesa para compartir con los tuyos, ganado con el sudor de la frente, y tantas veces escaso e insuficiente, mantiene tu vida y posterga la muerte… si dejas de comer de este pan, enfermas y mueres… ¡tan necesario es este pan!, ¡tan injusto que haya quienes no lo puedan llevar, con un trabajo digno, a sus mesas!… pero existe “otro pan”, que no se gana con el esfuerzo del trabajo sino que se recibe como don gratuito, ¡es el pan de Dios!… este pan de Dios no posterga la muerte, sino que te da la vida de Dios, la vida eterna… ¡tan y más necesario es este pan!, ¡tan triste es que haya muchos que no lo valoren ni lo conozcan ni reconozcan!… ambos panes son necesarios, uno para esta vida el otro para la Otra… recién cuando “pruebas” el pan aprecias su sabor y te das cuenta de su necesidad… trabaja con dignidad por uno, pide con humildad por el Otro… la “rosa sin porqué” se alimenta del pan de la tierra donde hunde sus raíces y del pan de la gratuidad que la hace tan hermosa… ¿qué haces para contar con ambos panes en la mesa de tu familia?, ¿le rezas al Señor pidiendo: “dame siempre de este Pan”?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 6,44-51)…